¿Cuál es el origen de la investigación educativa?
Los orígenes de la investigación educativa se sitúan
a fines del siglo XIX, cuando en pedagogía se adopta la
metodología científica. Esta investigación, como disciplina de base
empírica, se llamó primeramente pedagogía experimental, designación
similar a la de psicología experimental, utilizada por Wundt en 1880.
La investigación
Educativa
Teniendo presente que una simple definición siempre
deja concepto tan amplio como es el de Investigación educativa intentaremos sintetizar su conceptualización en
la siguiente idea: Un conjunto sistemático de conocimiento acerca de la metodología
científica aplicada a la investigación
de carácter empírico sobre los diferentes aspectos relativos a la educación.
Hacer investigación educativa significa aplicar el proceso
organizado, sistemático y empírico que sigue el método científico para
comprender, conocer y aplicar la realidad educativa, como base para construir
la ciencia y desarrollar el conocimiento científico de la educación.
La investigación educativa siempre se ha centrado en
un amplio espectro de temas explícitamente detallados en las principales áreas de
investigación educativa, Forner (2000), apunta a la clásica entre los ámbitos más
relacionados con investigar sobre la educación, investigar para la educación o investigar en educación.
Fundamentación
Ante
los cambios acelerados de conocimiento y la diversidad de paradigmas, se
requiere de profesionales competentes que den respuesta a los problemas de una
realidad compleja y dinámica; que adopten una actitud reflexiva y crítica con
respecto a la realidad educativa y que posean idoneidad técnico-profesional
para investigar científicamente esa realidad y transformarla creativamente.
Se
necesita también de profesionales que se asuman como pensadores, es decir como
sostiene Paulo Freire, que "realicen la tarea permanente de estructurar la
realidad, de preguntarle y preguntarse sobre lo cotidiano y evidente, tarea
ineludible para todo trabajador social."
Considero
que los especialistas de la educación deben comprometerse como investigadores
de su propia práctica y reflexionar críticamente acerca de la misma para
mejorarla, a través del contraste, el diálogo, el debate, la deliberación y la
experiencia compartida sobre prácticas pedagógicas habituales.
Por
otra parte, se hace indispensable para aprender a investigar, tener una experiencia
directa con la problemática a estudiar, cuyas conclusiones superen la mera
recolección de información. Para ello, es fundamental introducir las
herramientas de investigación en el estudio de situaciones cotidianas, para un
posterior análisis teórico-reflexivo y la implementación de estrategias
superadoras de esas prácticas.
Para
finalizar, creo que es necesario propiciar, organizar e implementar un espacio
de promoción, investigación y desarrollo, como acciones continuas y
sistemáticas en el marco de la formación de investigadores de la educación.
Referencias
Freire, Paulo: "La
educación como práctica de la libertad". Siglo XXI Editores, México, 1988
Borsotti C. Y otros: La
situación problemática. El problema de investigación. (Fichas de trabajo de la
Universidad de Luján.)
Kuhn, Tomas: "La estructura de
las revoluciones científicas".F.C.E., México, 1971.
1 comentario:
En la fundamentación, cuando te refieres a "profesionales que se asuman como pensadores" y luego a "los especialistas de la educación deben comprometerse como investigadores de su propia práctica y reflexionar críticamente acerca de la misma para mejorarla", me haces recordar a Antonio Gramsci, el hablaba de dos tipos de intelectuales: los tradicionales y los intelectuales organicos, los primeros, se dedican a las actividades de erudicción y se definen más por el trabajo que hacen que por el papel que desempeñan en la sociedad. Pero los intelectuales orgánicos son aquellos capaces de liderar técnicas, organizativa e influir sobre los grupos a los cuales pertenecen. La formación de docentes como intelectuales orgánicos para impulsar la investigación educativa, es importante, porque estos deben asumir la responsabilidad intelectual y ética de los espacios donde laboran, para consolidar el desarrollo de la educación en sincronía con las demandas que surgen desde la sociedad, la economía, la política y la cultura.
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